Este consumo se conoce como “modo de espera” o “fantasma” y ocurre cuando el televisor continúa conectado a la corriente, así esté apagado. Esto se da porque necesita mantener funciones básicas, como el reloj interno o la capacidad de encenderse rápidamente.
La cantidad de consumo varía según el modelo y marca, pero en general, el consumo está entre 0,5 y tres vatios.
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Aunque el consumo puede parecer mínimo, desconectarlo puede reducir el consumo energético total, ya que si se mantiene conectado puede gastar 24 vatios al día, es decir, aproximadamente 8,76 kilovatios-hora al año.
Además, desconectar el televisor puede reducir el desgaste de sus componentes internos y, eventualmente, la necesidad de reparaciones.
Empezar a ser más conscientes del uso de los electrodomésticos contribuye a un uso más responsable de los recursos y de los aparatos electrónicos.