Este martes, en medio de la euforia que se vive por la participación de la Selección Colombia en la Copa América 2024 que paradójicamente también se juega en Estados Unidos, un sentimiento de tristeza y nostalgia se siente en el país al recordar a Andrés Escobar, futbolista asesinado hace 30 años en Medellín, cuya sonrisa quedó inmortalizada en los colombianos.
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Y es que cómo olvidar aquel 2 de julio de 1994, cuando la vida de el Caballero del fútbol fue segada a la salida de un bar en Las Palmas, luego de haber marcado 10 días antes un autogol en el Mundial que se llevó a cabo en territorio estadounidense, un error que produjo la eliminación de la Tricolor que en ese entonces era dirigida por Francisco Maturana.