“Go home”, “otro que cae”, “otro más inadmitido”... Son solo algunas de las reacciones que ha tenido el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, cada vez que un extranjero es pillado en el aeropuerto José María Córdova, en Rionegro, tratando de ingresar a Medellín, pero con un nefasto propósito, explotar sexualmente a los niños de la ciudad.
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Y el último inadmitido fue el viernes 7 de marzo, cuando devolvieron de la terminal aérea a un hombre proveniente de La Florida, EE.UU., todo porque le registraban antecedentes de explotación sexual y consumo de drogas.
Y aunque todos salimos a aplaudir esos controles que se han logrado gracias a alianzas que se han establecido hasta con agencias de Estados Unidos, queda en el aire una duda que empieza a carcomer los huesos... ¿Y qué controles hacen a los depredadores y explotadores sexuales de menores que viven en estas tierras?
Alerta
Y es muy fácil detectar señales de alerta ante un posible caso de ESCNNA (explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes) una sigla que no es que sea muy amigable para recordar, pero que las mismas instituciones esperan que todo el mundo la tenga presente, no solo cuando capturan a un sospechoso por este delito.
“Se identificaron procesos socioeconómicos, políticos, culturales, familiares y psicológicos que aumentan la vulnerabilidad de las víctimas, tales como la inequidad y la pobreza, el involucramiento de grupos delincuenciales, los patrones culturales que promueven el consumismo, la normalización de la ESCNNA, la culpabilización a las víctimas y las dinámicas familiares violentas y disfuncionales”, expone Iván Felipe
Muñoz Echeverry, de la Mesa ESCNNA.
Según el profesional, existe un problema de entrada para conocer la realidad del asunto y es que las autoridades que dicen hacerle seguimiento a las cifras no concuerdan, aunque la Fiscalía trabaja es con el número de denuncias, la Policía puede reportar capturas y otras señalan casos, lo que, de entrada, deja en el aire un gran subregistro de la problemática.
Los resultados
Sin embargo, el secretario de Seguridad de Medellín, Manuel Villa, precisó que las cifras de acciones contra este delito van al alza, capturando tanto a extranjeros como los que desde estas tierras pretenden hacer de las suyas.
“En lo que tiene que ver con delitos sexuales el año pasado aumentamos un 11 % de las capturas de ciudadanos nacionales. Esto quiere decir 257 colombianos capturados por delitos sexuales y puntualmente en la explotación sexual y comercial de niños, niñas y adolescentes, a lo largo del año aumentaron un 72 % las capturas. Pasamos de 18 capturas en el 2023 a 31 capturas en el 2024”, aseguró el funcionario.
Pero la idea, señaló, es perseguir toda la cadena criminal, porque esa práctica no sale simplemente de una idea de un adolescente.
“Detrás de estos delitos lo que hay es una dinámica y que no solamente es la persona que comete el aberrante hecho de explotar sexual y comercialmente a un niño o una niña, sino los que hay detrás y se prestan para facilitar ese delito, los que se encargan de contactar al ciudadano victimario y al niño o la niña víctima. ¿De dónde los reclutan?”, se pregunta Villa.
Controles
Y por eso, para otros funcionarios, como el secretario de Turismo de Medellín, José Alejandro González Jaramillo, una cosa sí es clara y es que “este delito no es exclusivo de los turistas”, por lo que precisó que es necesaria la articulación de otros despachos del Distrito y con organizaciones sociales que atienden esta problemática.
Y sí que se hace necesario, porque las cifras son alarmantes. Desde la Mesa ESCNNA se expuso recientemente que el 36,93 % de las víctimas del año pasado son menores de 13 a 18 años. Pero el 63,07 % restante corresponde a menores de 13.
Juan Carlos Álvarez, director de la Corporación Cariño, señaló que los victimarios pueden aprovechar una situación de vulnerabilidad de sus víctimas, como “aquellos que viven en pobreza, sin acceso a una educación de calidad, aquellos que viven en entornos familiares disfuncionales o abusivos”, podrían caer fácilmente en esta problemática.
Por eso, el llamado que hace es que “es necesario que las políticas públicas, tanto a nivel nacional como local, se fortalezcan y ejecuten con un enfoque integral, que priorice el bienestar y los derechos de los niños, niñas y adolescentes”.
No se puede normalizar
Y el director remata: “el Distrito, la sociedad, el Estado, estamos desarrollando estrategias para la prevención, pero el principal acompañamiento es desde la familia, para garantizar entornos protectores a nuestros niños”.
En eso refuerza el secretario de Turismo, al precisar que hay acciones de formación de taxistas, hoteleros, empresarios del entretenimiento, miembros de empresas de seguridad, para que tengan el concepto de explotación sexual de niños, niñas y adolescentes bien interiorizado, para que ellos sean los principales actores que alerten ante un posible caso.
Y para que quede pensando en algo, el vocero de la Mesa ESCNNA, Iván Felipe Muñoz, pone un caso en particular.
Evoca la reacción de muchas personas cuando pretenden tomar justicia por mano propia cuando ven a un ladrón en la calle, pero no para que se llegue a estos extremos, ni más faltaba, pero “cuando una persona recoge a un menor, entra con una niña o niño a algún lugar que uno saber qué es lo que va a pasar, ¿por qué nadie se manifiesta, no hay un rechazo social a esa problemática? Esa tolerancia social a la ESCNNA es un aspecto que dificulta la acción gubernamental y acción policiva”, recalca, así que no es solo poner en los carteles a los extranjeros que vienen a cometer ese delito en Medellín.
Hay que abrir los ojos y saber que la problemática está ahí, al frente de todos, solo es cuestión de abrir bien los ojos y denunciar los casos para cuidar a nuestros menores.
82 % de las víctimas de ESCNNA son mujeres, el 16 % hombres y el 2 % no hay dato.
Posibles detonantes
El análisis de la Corporación Cariño da cuenta de algunos factores que pueden incidir en la práctica de este delito. Advierten, eso sí, que en ningún momento pretenden justificar el problema, sino que a raíz de lo que plantean se pueden buscar soluciones.
• Pobreza y desigualdad: las condiciones socioeconómicas extremas empujan a los menores y sus familias a situaciones de vulnerabilidad.
• Falta de educación y protección: la ausencia de una educación adecuada y el desconocimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
• Desintegración familiar y violencias: los niños y adolescentes en situaciones familiares problemáticas son más vulnerables.
• Demanda de servicios sexuales: la oferta se genera por la demanda dentro de ciertos contextos (turismo, mercados ilegales, etc.).
20.927 páginas web con orden de bloqueo por contener imágenes de explotación sexual infantil (desde mayo de 2012).
Pornografía infantil, caldo de cultivo
De acuerdo con Danna Serrano, miembro de la Fundación Conciudadanos, “la pornografía alimenta la explotación sexual”.
Expuso los resultados de un estudio contra el abuso sexual en el que se indica que Colombia es el país que más produce pornografía infantil en América Latina. A su vez, dice el estudio, que nuestro país es también el mayor consumidor de pornografía infantil en el continente.
Recordó Serrano que redes como Te Protejo, solo en el 2023, bloquearon 695 páginas web con pornografía infantil, registraron más de 100.000 denuncias y reportaron 29.592 imágenes de abuso sexual infantil, las cuales fueron desmontadas.
86.661 imágenes de explotación sexual infantil cuyo desmonte se solicitó a la red INHOPE (desde mayo de 2016).
Modalidades de la problemática
La Corporación Cariño ha identificado algunas modalidades que se dan en el marco de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes:
• En el contexto de viajes y turismo: se incluye la utilización sexual de menores como parte de la oferta turística.
• Trata de personas con fines de explotación sexual: incluye actividades de captación, transporte, traslado, acogida o recepción de niñas, niños y adolescentes con fines de explotación sexual.
• Reclutamiento por grupos armados con fines de explotación sexual: captan a través de engaños, inducción al consumo de drogas, amenazas, constreñimiento.
• Uniones precoces y/o forzosas: se obliga a los menores a sostener uniones maritales con un adulto que ofrece un dividendo o dote, en dinero o especie.
• En entornos digitales y/o en línea: este fenómeno ha crecido significativamente con la expansión de internet y el acceso cada vez más generalizado a dispositivos tecnológicos.
• Explotación sexual abierta: utilización sexual de menores en vía pública. La demanda puede ocurrir en la calle o a través de redes sociales, de manera directa o a través de proxenetas.
34.741 imágenes de explotación sexual infantil cuyo desmonte se solicitó a la red INHOPE (desde mayo de 2016).
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