Tras dos años de haber puesto fin a su relación, la reconocida actriz Helga Díaz decidió romper el silencio y dar su testimonio de cómo vivió la violencia con su expareja durante 10 años de relación.
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En entrevista con Cristina Estupiñán en su pódcast Sinceramente Cris, relató que busca visibilizar las formas de maltrato que no dejan huellas físicas como moretones en la piel, pero sí marcas profundas en la mente y en el corazón.
La artista comentó que durante ese tiempo en el que estuvo callada, su vida giró en torno a sus hijos, que si bien disfrutó dedicarse a sus pequeños, se abandonó a sí misma.
“Siento que me abandoné, sí siento que fui Helga mamá. Ya está. Y cuando trabajaba y grababa o hacía locuciones, era como todo corriendo para poder llegar a tiempo, para poder estar en la casa”, manifestó Díaz.
Helga contó que en su última relación se manifestaron actitudes de control y desprecio hacia otras personas, situaciones que ella normalizaba porque no sabía cómo “poner límites”:
“Me empezaron a dar ataques de pánico, ataques de ansiedad. Empecé a tomar muchísimo trago. Yo necesitaba bloquear lo que yo estaba sintiendo y mantener la armonía, por así decirlo”.
También contó que en pleno 24 de diciembre, su expareja empezó a arrancar los televisores y tenía que encerrar a sus hijos en una habitación. Además, relató que se dirigió a la Comisaría por el tema de alimentos y se llevó una sorpresa con la respuesta de una de las funcionarias:
“Cuando llego a la comisaría me dicen: ‘Esto se llama violencia emocional, violencia económica, violencia vicaria...’ y yo no entendí”.
A su vez, comentó que la violencia económica se tradujo en la pérdida de autonomía financiera, pues nunca tuvo acceso ni a tarjetas débito ni de crédito porque su entonces marido le decía que no sabía manejar el dinero.
Su expareja también ejercía violencia hacia sus hijos, relató cómo en más de una ocasión insultaba a los niños, además de que ellos le agradecieron cuando el hombre se fue de su hogar. “Cuando este hombre se va de la casa, mi hijo me dice: ‘Mami, gracias. Porque sé que nos dejó sin nada... Pero gracias porque es una delicia levantarse sin gritos’”, detalló la actriz.
Finalmente, contó que su proceso de recuperación ha incluido terapia para los niños y la instauración de nuevas reglas en el hogar. “Aquí no nos gritamos, aquí no nos tratamos mal. Si nos equivocamos, pedimos disculpas”, dijo.
“Yo me arrodillé un día ante Dios y dije: ‘¿Sabes qué? Me rindo. Muéstrame cómo salgo de aquí. Dame suficientes herramientas para sanar mi corazón, mi alma y poder ayudar a muchas mujeres a salir de ahí”, precisó.
La enseñanza que quiso dejar Helga Díaz es a las mujeres, a quienes deciden callar la violencia que viven con sus parejas y a reconocer aquellas marcas que no son visibles pero dejan una huella inmensa en la mente y en el corazón.
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