Una investigación reveló que autoridades sanitarias y políticas británicas encubrieron la verdad sobre el escándalo de transfusiones de sangre con la que se contaminaron al menos 30 mil personas, que padecían hemofilia o habían sido sometidas a operaciones quirúrgicas, con VIH y hepatitis C, entre 1970 y 1991.
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El informe reveló que la situación de salud se pudo evitar y acusó a las autoridades médicas y gubernamentales de múltiples fallos a la hora de actuar, de acuerdo con la investigación liderada por Sir Brian Langstaff.
La investigación de 2500 páginas y 7 años de producción concluyó que hubo múltiples fallos en el sistema de salud, por ejemplo: donaciones de población de alto riesgo como presos y drogadictos, no se realizaron pruebas para reducir el riesgo de hepatitis y que no se trato la sangre para VIH, entre otros.
Además, acusó a varias entidades por la falta de transparencia, rendición de cuentas y la destrucción de documentos; así como ocultar la verdad, el no informar a las personas sobre los riesgos, las alternativas disponibles y, en ocasiones, que estaban infectadas.
Langstaff y su equipo también criticaron a los líderes de la época, entre ellos la ex primera ministra Margaret Thatcher y su gobierno, el ex ministro de Salud Ken Clarke, así como varios hospitales del territorio inglés.
En respuesta, el primer ministro conservador británico, Rishi Sunak, pidió perdón por la actuación de los gobiernos durante esa época. Además aseguró que se compensarán a todos los afectados y a las familias de quienes murieron.
“Quiero pedir disculpas de todo corazón e inequívocamente por esta terrible injusticia”, dijo el primer ministro.
El gobierno británico inició los pago de hasta 100 mil libras, unos 485 millones de pesos, a cuatro mil sobrevivientes y a sus familias; además aunque no se sabe de cuánto dinero en total se entregará en compensaciones, se cree que costará unos 10 mil millones de libras.
