La actriz se casó en Medellín con una boda en grande: 150 invitados, orquesta en vivo, 5 cambios de vestuario y mucho amor.
Definitivamente la actriz Sara Corrales está viviendo los días más felices de su vida: se casó con el amor de su vida, el empresario argentino Damián Pasquini, en una boda que si no es la mejor del año, está muy cerca de serlo.
Antecedente: EN IMÁGENES: Oficialmente Sara Corrales es mujer casada; así fue su boda en Medellín
La paisa escogió su tierra natal para dar el sí. La primera celebración fue en un restaurante en Las Palmas el pasado jueves y este sábado, 16 de agosto, fue la ceremonia católica y fiesta en grande.
La boda fue puntualmente en una hacienda de Llanogrande, escogieron los jardines para celebrar el ritual religioso y, contra todo pronóstico, ¡no les llovió!
Los novios llegaron en carros antiguos y Sara fue entregada en brazos de su mamá al ahora esposo, quien no contuvo las lágrimas al verla llegar vestida de blanco.
El momento más emotivo, sin duda, fueron los votos matrimoniales, en donde él le dijo: “Sentí tu mirada, me enamoré instantáneamente de tu sonrisa y nos dimos ese abrazo que fue el reencuentro de dos almas que llevaban mucho tiempo buscándose”.
Por su parte, Sara le prometió: “Tus brazos seguirán siendo mi lugar favorito y aunque me duerma en las películas a los 5 minutos, no hay lugar donde prefiera quedarme dormida más que en tu pecho”.
En cuanto al vestuario, Sara tuvo cinco cambios durante este segundo día de matrimonio, más los otros dos vestidos que usó en la ceremonia civil.
Mientras la organizaban lució un kimono de novia con el cual protagonizó una sesión fotográfica y aprovechó para posar junto a los otros vestuarios de la noche.
Pero el más destacado, sin duda, fue el vestido con el que entró a la ceremonia, hecho en tela de encaje, silueta ajustada, strapless, mangas largas, velo y una pequeña cola, diseño de la casa de lujo Eisen Stein.
“Es una obra maestra que abrazó su figura con encaje francés y delicadas transparencias (...) La falda, etérea y envolvente, caía en una cola de ensueño, coronada por un velo vaporoso con bordes de encaje que parecían dibujar el aire. Un look que no solo vistió a la novia... vistió la esencia de un amor eterno”, dijo la marca sobre la creación, llamada Whitney Gown & Veil.
También le puede interesar: “Quiero ser predicador”: Black, del ‘Desafío’, dejó el contenido para adultos por Dios
El novio sí se fue por lo clásico, un traje con sello paisa, diseñado por la firma Lugó Lugó, con blazer blanco y pantalón negro.
El segundo cambio de Sara ya en la fiesta fue un ajustado vestido de una diseñadora mexicana, en tono perlado. El tercer cambio oficial fue para bailar cumbia con el novio, porque dieron tremendo show.
Finalmente, para la hora loca Sara lució un vestido corto con el que la dio toda y seguía viéndose regia. De hecho, toda la noche bailó en tacones de varios centímetros.
Además, como era de esperarse en el matrimonio de una diva, Sara trajo desde México a sus maquilladores y estilistas de confianza.
Y es que la fiesta se fue hasta la madrugada, porque hubo orquesta en vivo, una pista de baile bastante amplia y anfitriones muy cercanos a esos 150 invitados, personas que vinieron a Medellín provenientes de 10 países diferentes.
En cuanto al pastel de bodas, se cumplieron las expectativas, porque tuvieron una torta gigante y completamente blanca de seis pisos, hecha por la repostera Mónica Nieva Quintero.
Así las cosas, Sara Corrales ya es oficialmente una mujer casada, tanto por lo civil como por lo católicoy, según los planes que ella misma contó, ahora la meta será ampliar la familia con un bebé.
No deje de leer otras noticias de la sección Entretenimiento.
Para estar al día con las noticias más destacadas.
