En Colombia los buenos somos más. La frase puede haberse vuelto de cajón para muchos, pero no está distante de la realidad. Así lo refleja el hecho que protagonizaron a finales de esta semana un grupo de integrantes de la barra Los del Sur, que aunque no tenía nada que ver con el daño que causaron otros, se dio a la tarea de resarcirlo.
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Pero antes de contarles esa historia, debemos ponerlos primero en contexto.
Resulta que el pasado domingo, tras la derrota de Nacional con Millonarios (1-0), por la fecha 6 del Apertura, algunos desadaptados quemaron varias sillas de la tribuna Sur.
Como era de esperarse, el hecho generó el rechazo de la hinchada en general y del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez.
Como consecuencia de los desmanes, se prohibirá el ingreso de los aficionados a la tribuna sur para los dos próximos partidos de local del equipo verdolaga. Es decir, para el juego de vuelta de la Fase 2 de la Copa Libertadores ante Nacional de Paraguay (2 de marzo) y para el próximo encuentro de local en la Liga, ante Bucaramanga (10 de marzo).
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Así las cosas, la sanción tendrán que asumirla toda la tribuna, y se espera que sirva para que algunos reflexionen y entiendan que el fútbol no es más que un juego y que por más que haya motivos para estar disgustados con su equipo, esta no es la forma de hacerlo sentir.
Bien por ellos
Luego de ver los daños ocasionados, y aunque sin ser los responsables del hecho, conscientes de la afectación que habían causado sus compañeros de tribuna, un grupo de hinchas decidió acercarse al Inder, para solicitar la autorización de ir al lugar, a enmendar un poco el daño.
30 sillas, por lo menos, se vieron afectadas en el hecho.
Fue así como varios aficionados, cuyo nombre quieren mantener en reserva, fueron a a dar los primeros pasos, en pos de que el ‘Coqueto de la 74’ se vea acorde a su apelativo.
Su compromiso, el cual cumplieron, era quitar las sillas averiadas, para que posteriormente el Inder, entidad que administra el estadio, pueda ubicar unas nuevas allí.
Aunque en el papel suena fácil, conocimos que la tarea fue ardua. Para hacerla se necesitaron alrededor de 20 personas, que se reunieron allí desde antes de las 8:00 a.m.
El sol propio de esta época, que está inaguantable, no los limitó. Más de medio día necesitaron para remover las sillas y dejar todo en orden. Al final de la jornada, las ampollas de las manos reflejaron que fue una jornada ardua, pero satisfactoria.