La vida de Verónica Alcocer, primera dama de Colombia, volvió a quedar en el ojo del huracán. Medios internacionales revelaron que, lejos de la Casa de Nariño y de la tensión política del país, estaría viviendo a todo lujo en Estocolmo, Suecia. Y lo que más ha generado malestar es que esto ocurre en plena crisis diplomática con Estados Unidos, país que incluyó tanto a ella como al presidente Gustavo Petro en la famosa Lista Clinton.
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A pesar de que Alcocer y Petro ya no estarían juntos sentimentalmente, ella sigue siendo su esposa legal y, por ley, continúa ejerciendo su figura como primera dama. Sin embargo, según reportes extranjeros, la mujer se habría apartado de sus funciones públicas y habría optado por una vida mucho más cómoda y discreta... aunque llena de excesos.
El diario sueco Expressen publicó una investigación en la que asegura que Alcocer llegó a Estocolmo en octubre, justo después de que EE.UU. anunciara las sanciones. Primero se habría hospedado en el exclusivo Strand Hotel y luego se habría mudado a un lujoso apartamento en pleno centro de la capital sueca.
Pero ahí no se quedó la cosa. Testigos y fuentes citadas por medios europeos aseguran que la primera dama frecuenta restaurantes costosos, fiestas privadas y clubes reservados para la élite de Estocolmo, como el reconocido Noppes. En esos eventos la habrían visto compartiendo con empresarios, figuras de la farándula y hasta magnates del mundo de la relojería y el champán.
Lo que más genera dudas es de dónde sale el dinero para sostener ese estilo de vida. Alcocer no tiene un cargo oficial en el Estado, no recibe salario público y la figura de ‘primera dama’ ni siquiera está regulada. Aun así, buena parte del personal que la acompaña: asistentes, estilistas y apoyo logístico, se paga con recursos del Dapre, lo que ha levantado cejas en Colombia.
A esto se suma el hecho de que Alcocer estaría en Europa buscando ‘tranquilidad’ y ‘orden’, mientras en el país continúan las críticas por el manejo de recursos públicos y la distancia cada vez más evidente con el presidente.
Las sanciones de EE.UU., que les impiden mover dinero en mercados internacionales, tampoco parecen haber frenado el ritmo de vida de la primera dama, lo que ha aumentado la polémica y las preguntas sin resolver. Y aunque Petro y Alcocer siguen casados, su separación afectiva solo alimenta las dudas sobre lo que pasa puertas adentro del círculo presidencial.
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