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  • / ILUSTRACIÓN: ELENA OSPINA
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  • ‘Echame un cuento’: Doce pasos

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‘Echame un cuento’: Doce pasos

Ya publicamos los cuentos ganadores, pero ahora destacamos las 3 menciones de honor, con escritos excepcionales. Aquí va el segundo.

30 de septiembre de 2024

Mi gente

Tengo el balón frente a mí. A lado y lado, tipo tribuna popular, la casa destartalada de doña Rosa Fea con doña Rosa Fea asomada en la ventana y a doña Oliva, bien popeyesca, bien flaca, algo chimultrufiana siempre me ha parecido, con su tienda de chucherías y ricos mecatos.

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La decisión está tomada y le voy a pegar duro y a la mitad, sin dolor, como me enseñó Cepillo, mi primo. “Ahí no se falla... y si se falla, se falla sin vergüenza baggiana”. Filósofo, amigo, barrendero de las calles, estás más presente que nunca en este minuto decisivo, peliagudo, carne de cañón que me las doy muy de Valenciano aunque del Verde soy.

Doce pasos al frente está Ñoño, tipo Borghini, el de Súper Campeones, aunque más feo y más tronco pero igual intimida. Cuatro a tres vamos perdiendo contra la Banda del Pirata. Mamá me dice que no juegue con ese muchacho que porque es mala compañía. Eso lo sé. Más malo no se puede, bobo no soy, pero cómo le digo que no.

Desafío es desafío y ayer llegó a la cuadra muy horondo el lunarejo este diciendo que mañana nos vemos, a las 2:00 p.m., y traigan costal... ¿pa’ qué?, pregunta Punti, mi amigo del alma, montañero este traído de Amalfi; ¡pues para los goles que se van a empacar!, contesta Pirata y se va con esa risa guasonesca que te parte como rayo en la yugular.

Cuatro a tres vamos perdiendo y si lo hago suena el silbato, se acabó, porque es la última jugada; ellos mismos, los de la Banda, de sobrados lo dijeron. “Si lo hacen empatados, si no yaper”... dimos... ¿y quién le alega a Pirata, mamá mía?; el que con un taco me quebró la pierna, el que fuma, el del Hueco.

Corro despacito hacia la pelota, entre el salto de Ronaldinho y el cojeo de Eudalio Arriaga, porque yontengo lo mío, manejo mi sabor, y le doy un riendazo, nada de chancletazos, al ego pelotudo del Pirata que Ñoño no ve cómo el balón le pasa entre las piernas y esa esfera destruye la red invisible rodando por toda la Setenta, larga y pendiente, de nuestro barrio San Gabriel que ni el bus de San Antonio de Prado la ve.

No despierto hasta que Galo, el larguirucho de Concordia, me alza y me grita: ¡empatamos, Pato querido!, zampándome un beso en la boca, mi primer beso, frente a todos, frente a Punti, frente al Pirata, frente a Rosa Fea... Como Claudio Paul y Diego Armando, juntos, me sentí...

No estuvo mal, pensé. No estuvo mal, por el gol o por el beso, no sé, le dije al Pirata, a mis amigos, y como el goleador que fui esa tarde, corrí tras el balón.

Yeison Medina Medina

‘Echame un cuento’: Doce pasos

Autor de 3 libros, se define como un “profesor itinerante en barrios perdidos sobre laderas de asfalto, ladrillo y tierra amarilla en Colombia. Perdido, siempre perdido, en los lugares donde encuentra más Vida”.

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