Se siguen conociendo más detalles sobre el crimen que enlutó a los profesionales de la salud en Medellín: el asesinato del urólogo Juan Guillermo Aristizábal a manos de John Ferney Cano González el pasado 18 de abril. Recientemente, el periódico El Colombiano dio a conocer extractos de un texto que habría sido escrito por el asesino en el que detalla el odio que le tenía al médico y su plan de matarlo.
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En el extenso escrito de 362 páginas titulado ‘Memorias de un loco sensible’, Cano relata gran parte de su vida, transcurrida entre Itagüí y Urabá, que fue atravesada por la violencia intrafamiliar. Sin embargo, buena parte del texto se basa en describir el resentimiento que tenía contra el urólogo asesinado, quien le realizó una circuncisión que le habría causado secuelas físicas y mentales. Advertimos a los lectores que algunos fragmentos pueden ser sensibles, recomendamos discreción.
Según aparece en el texto, la situación empezó en 2020, cuando comenzó a presentar molestias en el pene, por lo que consultó con varios urólogos, terminando en el consultorio de Aristizábal.
“Para agosto de 2020, conocería a quien considero mi mayor enemigo, un infame del cual me arrepiento amargamente haber conocido, un tipo que traería desgracia a mi vida y llamado Juan Guillermo Aristizábal Vásquez. ¿Cómo pude haber caído en sus asquerosas garras?”, se lee en el escrito.
¿Qué pasó con la operación que le realizó el urólogo?
En las siguientes páginas describe todo el proceso médico, en el que Aristizábal le realizó una circuncisión, operación que Cano consideró “innecesaria”, e incluso adjuntó exámenes, historias clínicas y el concepto de los otros galenos que lo atendieron.
Al parecer, la circuncisión empeoró el dolor y le dejó una gran cicatriz, arruinando su autoestima y su vida sexual.
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“El maldito dolor, que llevaba prácticamente 5 años conmigo, seguía justo ahí. Me pregunté ¿por qué hubo que hacer tanto daño?, ¿por qué hubo que hacer semejante atrocidad?, ¿por qué tuvieron que convertir mi pene en semejante esperpento?, ¿por qué me quitaron el frenillo y no me avisaron?”, narra en el libro.
Luego de esto, empezó a tener problemas con su salud mental, por lo que empezó a asistir a citas de psicología y psiquiatría, donde manifestó sus deseos de hacerle daño al urólogo en cuestión.
“Ese infame se ha topado con la persona equivocada, lo odio como nunca había odiado a alguien. Es un sentimiento indescriptible, de solo pensar en esa escoria imagino en mi mente fulminarlo”, escribió .
“Tú tienes el derecho de guardar silencio, y te pido que lo guardes para mí. Procura sellar mi ataúd, para que los demás dejen de insinuar cosas que no son. No quisiera ser exhibido, y tampoco que se pongan los típicos carteles con mi nombre, evita todo eso, te lo pido por favor”, expresó.
Finalmente, mes y medio después, el pasado 18 de abril, Cano ingresó armado a la Clínica Medellín de El Poblado, donde el urólogo tenía el consultorio. Allí asesinó a Aristizábal y dejó heridas a dos personas más. Luego se encerró en el baño y se quitó la vida.
