En estos tiempos en los que los jóvenes y niños pasan de hacer tareas para el colegio en la virtualidad a los videojuegos en línea en un solo clic, también crecen los riesgos en los celulares y dispositivos electrónicos. Y uno de los más peligrosos son las famosas apps espía, programas silenciosos que pueden meterse sin permiso en el teléfono de sus hijos para robar datos, escuchar, ver y hasta seguirles la pista sin que nadie se dé cuenta.
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Expertos de ESET, una empresa que investiga amenazas digitales, vienen alertando desde su iniciativa Digipadres sobre el aumento del spyware y el stalkerware. Aunque suenen parecido, tienen fines distintos: el spyware roba información (contraseñas, chats, datos bancarios), mientras que el stalkerware se usa para vigilar a alguien cercano, lo cual puede terminar en acoso o control extremo.
Para que se haga una idea del nivel del problema: en 2024, investigadores de ESET descubrieron que un canal de Telegram estaba distribuyendo un spyware disfrazado del juego Hamster Kombat. El truco era tan elaborado que el ‘juego’ no tenía interfaz, solo pedía permisos, y una vez dentro podía robar mensajes y gastar la plata de la víctima suscribiéndola a servicios sin que se diera cuenta.
Por otro lado, el stalkerware es aún más peligroso en casas donde falta el diálogo. Estas apps pueden esconderse bajo nombres como ‘servicio del sistema’, correr sin que nadie las vea y monitorear ubicación, fotos, mensajes y prácticamente todo el celular. De hecho, ESET analizó 86 aplicaciones de este tipo y encontró fallos graves en la mayoría, lo que deja expuestos tanto a las víctimas como a los acosadores.
Los expertos insisten en no confundir estas apps con las herramientas legítimas de control parental. La diferencia es clara: las de control para padres se usan con transparencia y acuerdo familiar; el stalkerware actúa a escondidas y sin permiso.
Señales que deben prender alarmas en casa:
¿La batería se agota muy rápido? Un celular infectado se calienta y gasta datos incluso cuando nadie lo está usando.
¿Hay apps desconocidas? Si ve nombres raros o permisos exagerados (como acceso al micrófono o cámara sin razón), revise bien.
¿Cambian solos los ajustes? Si el GPS se activa sin motivo o la privacidad se modifica “mágicamente”, ojo.
¿La cámara se prende sola? Si la luz parpadea, es una alerta total.
¿Aparecen archivos extraños? Algunas apps espía guardan fotos o capturas antes de enviarlas a los atacantes.
¿Qué hacer si cree que el celular está infectado?
Desconéctelo de Internet, instale un antivirus confiable, actualícelo, haga un análisis completo, borre todo lo sospechoso y cambie las contraseñas. Si la cosa parece más seria, lo mejor es acudir a un experto.
Aunque la tecnología ayuda, la primera defensa siempre será el diálogo. Hablar con los hijos, enseñarles a cuidar su privacidad, usar claves seguras y activar verificación en dos pasos son hábitos sencillos que pueden evitar muchos sustos. En casa, la confianza es tan importante como cualquier antivirus.
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