Lejos de ver la migración venezolana como un problema, la sociedad colombiana debería verla como una oportunidad que mueve la economía, genera impuestos, provee servicios, entre otros aspectos positivos, señala Jair Eduardo Restrepo Pineda, Doctor en Análisis y Evaluación de Procesos Políticos y Sociales, y docente investigador de la Uniminuto.
Lea también: Así es la visión de los periodistas en Medellín sobre los migrantes venezolanos
Restrepo se ha dedicado a investigar acerca del fenómeno migratorio que experimenta el país desde 2016, cuando se intensificó el éxodo masivo de venezolanos con destino a Colombia, y cuya población hoy en nuestro país se calcula en cerca de 2,8 millones de habitantes, cuando hasta hace diez años no sobrepasaba los 100 mil.
“Es necesario que como sociedad ahondemos en dar una respuesta oportuna a esta crisis humanitaria. El Estado debe pensarse para prestar unos servicios esenciales para esta población como es la salud, la educación y sobre todo un empleo digno” comenta el investigador”, expresa el docente investigador.
Temas por resolver
En concepto de Restrepo, el país debe avanzar en varios temas fundamentales para garantizarles a los migrantes venezolanos sus derechos. Por un lado, la regularización de su permanencia en nuestro territorio. Según cifras de Migración Colombia, cerca de 500 mil personas con esa nacionalidad tenían una situación migratoria irregular al 30 de junio de este año, mientras 2.279.893 estaban regularizados o en proceso de estarlo.
“El Estado debe tener una respuesta real y efectiva para la llegada de los migrantes, eso demanda mayores inversiones en salud y educación”, agregó el docente.
Otro aspecto a mejorar es la xenofobia hacia estas personas, que aún es muy marcada en algunos sectores de nuestra sociedad y que les genera barreras para acceder a algunos servicios claves para su subsistencia en nuestro país, como el empleo, la salud y la educación.
“Las barreras deben reducirse, sus derechos humanos priman, para un migrante venezolano es más fácil sufrir por la explotación laboral, puesto que al temer ser deportados por la falta de documentación, no denuncia si sus derechos laborales fueron vulnerados (...). Y he conocido casos de venezolanos que trabajan más de las ocho horas al día y no se las reconocen; muchos otros vienen formados y no tienen posibilidad de homologar títulos en Colombia”, comenta.
Su conclusión es que esta situación no solo impacta a los migrantes venezolanos, sino que además, “nos convoca como país para dar respuesta a las necesidades de esta población”, pues cada una de estas personas viene con sueños, historias de vida y expectativas de reconstruir su vida lejos de cualquier problemática social, económica y política.