En el último día de rodaje que tuvieron, según contó en Blu Radio, María Auxilio la vio decaída: “Sus piernitas ya no le respondían”, comentó.
Ese día la Gorda Fabiola quería desahogarse, pero no tuvieron el tiempo, así que su amiga le escribió un mensaje diciéndole que quería “verla y abrazarla”.
“Me respondió a los dos días porque ella estaba muy mal, me dijo: ‘Hijita, gracias, te voy a hacer los frijoles que te gustan, te invito el jueves a almorzar’”.
“Me dijo que ella quería irse a descansar, que no era justo con Polilla, con sus hijos y con ella. Que no quería estar otra vez en la clínica porque ella sabía las torturas que tenía que pasar”, comentó María Auxilio Vélez.
Incluso la Gorda Fabiola le admitió que su estado de salud “era culpa de ella por no haber estado más atenta”, pero insistía en que le tenía pavor a la clínica.
Tanto era así, que ya las oraciones de la Gordita no eran orientadas a pedir sanidad, sino a que Dios le concediera el descanso eterno.
“Ella me dijo: ‘Mariau, yo me quiero ir a descansar, estoy agotada’. Nos dimos el último abrazo y nos tomamos una foto”, comentó la humorista con la voz entrecortada.
Pero como la Gorda Fabiola siempre fue una mujer de buen humor, hasta el último momento rompió el hielo con sus chistes:
“Me contó: ‘Yo le dije Padre, llévame y no me morí esa noche, pero él me habló y me dijo: ‘Oración y adoración’. Estoy orando pero no sé a quién orar, hijue$%6”.