¡Qué noche! Medellín se rindió ante el dios del rock. El que se quedó en la casa se perdió la dosis de adrenalina pura más potente que se ha vivido en la capital paisa en casi una década. Después de 9 años de ausencia, la mítica banda Guns N’ Roses regresó a nuestra ciudad y demostró que, a pesar de los años, siguen siendo la banda de rock más peligrosa... y de las más queridas del planeta.
Antecedente: CONFIRMADO: Guns N’ Roses viene a Medellín, le contamos fecha y precios
La espera bajo la lluvia valió cada segundo. El Atanasio Girardot se convirtió en un templo de rock que, a pesar de tener competencia con la programación del Festival Altavoz, se llenó casi hasta el tope, confirmando que Medellín aún vibra con el rock. La nostalgia se sintió desde el principio, con la banda local Bajo Tierra calentando la tarima y cumpliéndole al talento paisa. La gente desempolvó sus recuerdos de juventud.
El escenario fue un monstruo imponente, con pantallas espectaculares y un sonido magnífico. Pero lo que realmente reinó fue el talento y la experiencia de estos rockstars que, a punta de riffs y desgarros vocales, nos hicieron sentir vivos.
Slash y Axl: la magia de los 60
Si hablamos de leyendas, tenemos que hablar de don Slash. A sus 60 años, el guitarrista fue uno de los más aclamados de la noche, con las tribunas con varias personas luciendo el icónico sombrero. Sus solos retumbaron en el pecho y en el corazón, demostrando que sigue siendo el amo de las 6 cuerdas. Además, su colección de guitarras doradas, roja y negra fue un espectáculo aparte.
Y qué decir de Axl Rose. A sus 63 años, el vocalista sorprendió con una voz mejorada y rejuvenecida gracias al trabajo con su sonidista. Sus particulares gritos desgarraron la noche en Medellín y el público, que no dejó de saltar ni de mover cabezas a pesar de la lluvia, le cumplió. El siempre amado Axl desbordó en energía y sorprendió con sus cambios de chaquetas. La afición por Axl también se hizo notar con la icónica bandana o pañoleta en la cabeza.
Las sorpresas del setlist
La banda sabe que el público colombiano es especial y, aunque abrieron con el clásico ‘Welcome to the Jungle’ como lo hicieron en Bogotá, sí que hicieron variaciones en el orden de las canciones.
Pero la verdadera joya de la noche fue el regalo que nos hicieron: el bajista Duff Mckagan cantó el cover de ‘Attitude’ de Misfits, que no habían interpretado en la gira de Latinoamérica. Pero sí pegaron en el corazón cuando sonó ‘Don’t cry’, una canción infaltable en los recuerdos del público. El estadio entero cantó el tema a todo pulmón, creando un momento mágico.
La misma emoción se vivió con ‘Knockin’ on heaven’s door’, con un marco espectacular de brazos batiéndose de lado a lado y los destellos de las luces de los celulares.
Otro momento épico de la noche fue al escuchar el intro de ‘November rain’, con el que paradójicamente mermó la lluvia en el estadio, pero que movió la nostalgia en cada nota, así como con ‘Civil war’ y ‘Paradise city’, con la que pusieron broche de oro a la noche. ¡Ah! Y no se puede olvidar el homenaje a Ozzy Osbourne, con la interperación de ‘Never say die’ de Black Sabbath.
Medellín demostró que tiene el rock en sus venas y Guns N’ Roses demostró por qué es una leyenda eterna.
¡Que viva el rock and roll!