El 25 de noviembre de 2020 una noticia sorprendió al mundo del fútbol: Diego Armando Maradona, quien era considerado uno de los mejores futbolistas en la historia de este deporte e ídolo argentino, falleció a los 60 años de edad.
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Tras más de cuatro años de la muerte del astro de la Albiceleste, se siguen conociendo escalofriantes detalles de este triste momento para el balompié mundial.
Uno de ellos tiene que ver con la habitación donde murió el exjugador, la cual “estaba muy sucia” para una persona “recién operada” y no contaba con desfibrilador. Testificó este jueves, 20 de marzo, un médico en medio del juicio en Argentina con el que buscan determinar la responsabilidad de siete profesionales de la salud en el deceso del también entrenador.
“La casa estaba muy sucia, muy desordenada, especialmente el cuarto, no había ningún tipo de orden o limpieza por lo menos básica para poder tener una persona recién operada”, contó Colin Campbell, un médico que era vecino de Maradona, a quien pidieron ayuda para asistirlo antes de que llegaran las ambulancias.
El doctor reveló que ese día, al ingresar a la habitación de la casa que está ubicada en el barrio privado de Tigre (provincia de Buenos Aires), se encontró con una angustiante escena: un custodio realizándole a Diego respiración boca a boca y una enfermera, por su parte, haciéndole un masaje cardíaco.
Tras relevar a la médica, notó que la rigidez mandibular de la leyenda mundial y la temperatura del cuerpo, apuntaban que “ya no tenía signos vitales hace un tiempo largo”.
“Más de una o dos horas seguro”, le dijo Campbell a los jueces del tribunal de San Isidro, un suburbio al norte de Buenos Aires.
Por su parte Juan Carlos Pinto, el médico que llegó con la primera ambulancia, detalló: “No había nada que pudiera ayudar a una reanimación, no había oxígeno, no había tubos de oxígeno, no había desfibrilador”, apoyando las declaraciones de Campbell.
Es de recordar que Maradona, quien tuvo una vida bastante agitada y llena de excesos, murió a causa de una crisis cardiorrespiratoria en su casa, en Tigre, donde se encontraba internado tras una neurocirugía.
Así las cosas, siete profesionales de la salud (médicos, enfermeros, una psiquiatra y un psicólogo) fueron acusados de homicidio con dolo eventual, lo que significa que eran conscientes de que su accionar podía causar la muerte.
Al menos hasta julio del presente año será prolongado el juicio, en el que se espera que cerca de 120 testigos declaren. Los acusados podrían pagar una pena de entre 8 y 25 años de prisión.
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