La temporada de fin de año volvió a encender una alarma que muchos prefieren ignorar: la pólvora no solo afecta a las personas, también golpea fuerte a los animales. En el Valle de Aburrá ya se confirmó la muerte de seis de ellos por culpa del estruendo de los explosivos, tres dentro del Parque de la Conservación (el antiguo Zoológico Santa Fe).
Lea también: Encapuchados quemaron oficina en el Poli y Fico pidió entrada policial
El reporte lo entregó el Área Metropolitana, que explicó que, en cuestión de días, tres zarigüeyas murieron después de quedar desorientadas, en pánico extremo y con trauma acústico por las detonaciones. Además, en el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre tuvieron que atender a otros 8 animales afectados, entre ellos un Chamón, un Cucarachero, un Mielero, un Murciélago y un Currucutú. Todos llegaron en malas condiciones: aturdidos, confundidos o muy asustados.
El panorama dentro del Parque de la Conservación tampoco es distinto. Allí conviven cerca de 500 animales y varios han sufrido por el ruido de la pólvora. El primer caso grave fue el de una lora que murió al estrellarse contra el enmallado, desesperada por el pánico. A eso se sumó la muerte de una hembra de chigüiro que entró en estrés tan fuerte que tuvo un aborto espontáneo. Ni la madre ni la cría lograron sobrevivir.
Los cuidadores del parque explicaron que escenas como estas se repiten más de lo que la gente imagina. Algunos flamencos han terminado completamente desorientados y una danta presentó un episodio severo de estrés. Para intentar ayudarlos, el equipo del parque viene usando aromaterapias, actividades de relajación e incluso psicofármacos cuando es necesario. También notaron que muchos animales dejan de comer o rechazan alimentos que antes disfrutaban, todo por el susto que les produce la pólvora.
Según Elisa Madrigal, etóloga del Parque de la Conservación, la razón es clara: los animales tienen un oído mucho más sensible que el humano, así que el estallido que a una persona le parece “normal”, para ellos es una amenaza enorme. Ese ruido puede hacer que huyan sin control, sufran fracturas, se quemen, abandonen sus nidos o, en los casos más graves, pierdan la vida.
Las autoridades insisten en evitar el uso de pólvora y recuerdan que, detrás de cada explosión, también hay fauna sufriendo.
No deje de leer otras noticias de la sección Actualidad.