¿Se imagina que mande a lavar el colchón, se lo entreguen mojado y tenga que dormir en el piso? Eso le pasó a María Isabel Londoño en plena pandemia y, en lugar de quedarse solo en la queja, decidió convertir el problema en una oportunidad para ella y para muchos.
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María Isabel y su amiga de toda la vida, Laura Moreno, no solo soñaron con el proyecto, sino que investigaron, invirtieron en maquinaria y productos, y echaron a rodar su idea. Así nació Soul Clean.
“A María siempre le ha parecido un súper negocio el tema de la limpieza. Entonces, cuando me dijo, yo dije: ‘¿Lavar colchones? Pues sí, hágale’. Nos pusimos en la tarea de dar esa educación sobre la importancia de lavar los colchones para prevenir enfermedades respiratorias y de la piel”, le contó Laura Moreno a Q’HUBO.
¡Son muy berracas!
Laura y María, de 31 y 33 años, respectivamente, han estudiado y trabajado en Medellín, pero son oriundas de Fredonia, en el Suroeste antioqueño. Desde allá viajan casi toda la semana para cumplir con sus servicios.
“Ellas dan ejemplo de fuerza femenina y demuestran que, con disciplina, es posible sacar adelante un emprendimiento y darle empleo a mujeres cabeza de familia”, agregó María Isabel.
Para esta labor, cuentan con aspiradoras, máquinas de inyección y succión, y secadores de alto poder, que agilizan el proceso para entregar colchones y muebles secos y listos para usar.
Como en todo trabajo, han tenido sus chicharrones. Uno de los más curiosos fue cuando una señora pretendía que los colchones quedaran blancos y relucientes, como si fueran nuevos de fábrica. Les tocó explicarle que el servicio que ellas ofrecen es de limpieza y desinfección, no de desmanchado, porque aunque en muchos casos las manchas salen, hay otras imposibles de quitar.
Sus servicios
El lavado de colchones tiene precios que van desde $ 110.000 hasta $ 170.000, dependiendo del tamaño. También lavan muebles: desde $ 100.000 si es un sofá, o hasta $ 300.000 cuando se trata de salas completas y muy grandes.
Además, limpian cunas, tapetes y ya ofrecen servicio para vehículos. Y como si fuera poco, tienen en la mira su próximo reto: crecer con un lavadero de carros que conserve el sello que las caracteriza: la calidad y el cuidado en cada detalle.
El lavado puede tardar entre dos y tres horas, dependiendo del tamaño y la suciedad, pero lo que más demora es el secado.
“Entregar un colchón mojado sería un problema muy grande para el cliente, porque ¿dónde duerme? Ese fue el error que cometieron conmigo”, recordó María.
Así que, anímese a darle otra oportunidad a su colchón y a sus muebles, no solo para que vuelva a estrenar, sino por salud e higiene.
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