A Carlos Alberto Acosta Londoño no se le pasó por la cabeza que se iba a convertir en el apasionado del rock que es hoy en día y mucho menos que la colección que construyó durante décadas iba a ser la base para el primer museo de este género de Medallo.
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En el bachillerato él disfrutaba de las baladas, pero su mejor amigo, Juan José Congote, se la sollaba era con el rock, género del que él se mantenía distante, pues en ese momento él no sabía ni le interesaba aprender inglés.
Sin embargo, un fin de semana su parcero lo convenció que se llevara a casa un disco. Tanto le insistió que terminó por convencerlo y también por marcar su vida.
Cal, como lo conocen sus amigos, se volvió un melómano, como les dicen a las amantes fervientes de la música.
De ahí para acá se apasionó por el rock y su vida empezó a girar alrededor de este:
“En 1978 empecé a armar mi colección, por ese tiempo compré mi primer disco, esta empezó a crecer de forma notoria con los años. Yo le decía a un amigo, que me roben todo, menos mis discos, pero justo una semana después se entraron a mi casa y se llevaron más de la mitad de la colección”.
Que la disfrute todo Medellín
Después de rearmarla reflexionó sobre qué sería de ella cuando fallezca:
“Me puse a pensar que va a terminar en manos de un reciclador o en la basura, de ahí salió la idea de crear la fundación Muro, Museo Rock Medellín, a la que sumé varios amigos”.
Así nació el museo que lleva este nombre, que ya abrió sus puertas y que está ubicada en la Casa de la Música, en el Parque de Los Deseos. (calle 71 #45-62).
El lugar, que tendrá ingreso libre para todas sus actividades, se abrirá con las 100 mejores caratulas en la historia del rock, “muestra visual que recorre décadas de creatividad gráfica y diseño visual en el rock mundial, según el listado creado en 2024 por la revista Rolling Stone”, aseguró Carlos.
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