Hay crímenes que parecen sacados de una película de terror, como el caso de un hombre que fue asesinado en el municipio de Alejandría, Oriente antioqueño, presuntamente por un sujeto que decía ser su amigo pero, al parecer, lo que quería era su carro.
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De hecho, la Fiscalía informó este lunes, 21 de octubre, que el presunto responsable identificado como Manuel David Zapata Rivera, de 23 años, fue enviado a la cárcel por un juez de control de garantías.
Según la investigación, la víctima desapareció en la madrugada del 26 de agosto de 2023 luego de salir de su vivienda, ubicada en Alejandría. Al parecer, el hombre salió a recoger a tres personas en la vereda Tocaima, para llevarlas al aeropuerto José María Córdova, en Rionegro.
Los elementos materiales probatorios evidenciaron que al llegar, el conductor fue sorprendido por Zapata Rivera quien, al parecer, le disparó. Una vez cometido el crimen el presunto homicida trasladó el cadáver en el mismo vehículo de la víctima a una zona despoblada donde lo enterró.
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Pero como si todo estuviera fríamente calculado, también habría rociado cal en el lugar para evitar que fuera desenterrado por animales. Los restos fueron encontrados el 16 de septiembre de 2023 por servidores del CTI.
Minutos después, el presunto victimario aseó el automotor, al parecer, con la intención de eliminar rastros del asesinato. Luego se desplazó a Medellín donde vendió el vehículo por 8 millones de pesos, y habría usado el celular de la víctima para pedirle dinero a la familia del conductor asesinado.
Pero semanas después, el vehículo hurtado fue inmovilizado en la capital antioqueña y el uso de luces forenses permitió evidenciar rastros de sangre en el asiento del conductor y el baúl. Los estudios genéticos realizados por Medicina Legal determinaron que los fluidos recuperados pertenecían a la víctima.
Finalmente, uniformados del Gaula de la Policía capturaron a Zapata Rivera en Bogotá, quien no aceptó los cargos imputados por la Fiscalía por los delitos de homicidio, desaparición forzada, hurto calificado, todas las conductas agravadas; además de fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego; y acceso abusivo a un sistema informático.
