Sin embargo, la actitud de la mujer empezó a generar sospechas entre los vecinos e investigadores, quienes semanas después lograron establecer que la madre y el padrastro se lo habían llevado en un motocarro a una zona rural del vecino municipio de Segovia, donde lo sometieron a diversas torturas y finalmente lo asesinaron.
Las labores de Policía judicial realizadas por el CTI y la Policía de Infancia y Adolescencia determinaron que, durante dos días, un grupo de personas, entre las que estaban la mamá, el padrastro y la abuela materna de Maximiliano, que harían parte de una secta denominada Los Carneros, sometió al niño a golpizas constantes, como parte de un ritual de santería para ubicar una supuesta guaca.
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Tras varios interrogatorios y gracias a la presión de las autoridades, los implicados revelaron la ubicación del cuerpo del pequeño, que fue exhumado la noche del 27 de octubre de 2022.
En noviembre del año pasado, tras suscribir un preacuerdo, un juez condenó a 40 años y 10 meses de prisión por los delitos de homicidio agravado, tortura agravada y desaparición forzada agravada a un hombre conocido como alias Orejas, quien también participó en la muerte del niño. La pareja sentimental del hombre, pro su parte, fue condenada a 5 años y 8 meses de prisión por el delito de favorecimiento.
Ahora, se conoció la condena a 51 años y 8 meses para la madre y el padrastro como responsables de los delitos de homicidio, tortura y desaparición forzada. En la misma decisión se absolvió a la abuela materna del niño y a su compañero sentimental.