Aunque el Brigadier General Óscar Andrés Lamprea, comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, informó que las investigaciones que se adelantan para verificar qué motivó los ocho homicidios perpetrados en el Valle de Aburrá contra personas de nacionalidad venezolana en un lapso de diez días aún no permiten establecer un vínculo entre los casos, la racha sí causa inquietud entre esta población.
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Algunos venezolanos que residen en Medellín y los municipios aledaños no ocultan su preocupación por el aumento reciente de casos violentos que han impactado a miembros de su comunidad, y si bien la información que brindan las autoridades tiende a calificarlos como “casos aislados”, el temor de que se sigan presentando casos similares es evidente, aunque cuestionan el hecho de que los reportes policiales sigan haciendo énfasis en la nacionalidad de las víctimas, en aquellos casos en que esta condición es irrelevante para la investigación del crimen.
Glenda León, locutora y cantante, señala que los ocho homicidios contra venezolanos registrados entre el 23 de marzo y el 3 de abril pueden ser una “coincidencia”, y critica el “amarillismo” con el que se manejan las informaciones cuando las víctimas hacen parte de esta población, pues en su concepto “también han muerto colombianos y de otras nacionalidades”.
“Cuando leo esas noticias y estas se propagan siento amarillismo, me da miedo hablar en la calle y que me reconozcan como venezolana, no lo voy a negar. Lo conversamos entre nosotros y no estamos conformes con que siempre digan que lo mataron porque era venezolano. Eso se viraliza porque se repite siempre lo malo y no lo bueno. Es un tema muy complejo”, expresa Glenda.
“Es repetir una vulneración”
Una líder comunitaria de la comuna 1 de Medellín, quien dirige una fundación que acompaña a las comunidades que acogen a la población migrante venezolana en la ciudad y solicitó la reserva de su identidad, señala que cuando estas personas conocen los reportes de crímenes en los que se remarca la nacionalidad, “es como si se repitiera la
vulneración que han tenido que vivir al salir de su país”.
Agrega que como en cualquier comunidad, “hay gente buena y hay gente que se equivoca, pero no es toda la gente, como muchas veces algunos lo dicen, que mínimo fue un venezolano”.
Esta vulneración, dice la líder, hace que estas personas tengan problemas de salud mental por los señalamientos a los que son sometidos por su nacionalidad. “Y eso no es así, la vida es diversa. Así como hay personas que se equivocan, hay quienes trabajan día a día y son buenas personas, como nosotros los colombianos”.
“No es necesario asociarlos a una nacionalidad”
Para Carlos Charry, sociólogo y director de la Maestría y el Doctorado en Estudios Sociales de la Universidad del Rosario, tanto en los informes policiales como en los periodísticos no debería ser necesario asociar la nacionalidad a hechos criminales, salvo cuando en efecto la causa que motivó los homicidios esté relacionada con esa condición.
“Eso es casi igual que asociarlos con el color de la piel del criminal o del asesino, porque se establecen relaciones estigmatizantes y, en algunos casos, hasta xenófobas. Debería existir un protocolo sobre cómo informar este tipo de hechos”, expresa Charry.
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“El tema se vuelve fastidioso cuando la gente se ensaña solo por el hecho de ser venezolanos, hay quien ni siquiera nos da la oportunidad de escuchar nuestra versión, simplemente dicen ‘estos venezolanos’ y ya. Es muy doloroso”.
Glenda León, locutora y cantante venezolana residente en Medellín
Dice que asociar estos delitos con una nacionalidad afecta al migrante venezolano que no está relacionado con los hechos y que todo pasa por el uso de un lenguaje que no revictimice a estas personas.
“De hecho, nosotros hemos investigado que en 2018 y 2021, el 15 % de noticias publicadas en nueve medios de comunicación de Colombia sobre migración venezolana estaban asociados a criminalidad y delincuencia”, añade Charry.
Una reflexión importante para analizar el porqué se da la asociación de la nacionalidad cuando se refieren a homicidios como los que han ocurrido en días recientes en Medellín y el Valle de Aburrá.
