Como terapia y también por amor a su familia, Tania es la cuidadora de sus dos nietos de 3 y 6 años de edad, una labor que le ayuda a su hijo a desempeñarse sin problema en su trabajo.
Nació en Carúpano, pero toda su vida estuvo en Turmero, estado de Aragua, Venezuela, donde se desempeñó como asesora educativa en defensa de los derechos de niños, niñas y adolescentes en el ámbito escolar. “También tengo mis especializaciones relacionadas con el tema y la idea ahora es encontrar oportunidades laborales y aportar a la sociedad colombiana”, expresa Tania.
Talentos de parte y parte
Traer conocimiento y talento también fue agradable para una profesional como Tania.
“Los conocimientos que hay aquí y que uno trae desde Venezuela pueden crear un equipo increíble para el desarrollo de la educación”.
Ese papel de abuela si que lo hace muy bien, una cualidad, según Tania, para que el fenómeno de la migración no rompa esos lazos familiares que se deben conservar por siempre.
“Vivo con mi hijo, su esposa y mis dos nietos. Creo que es importante la presencia de los abuelos en el núcleo familiar... soy muy feliz como abuela y eso me ha permitido conocer sobre el sistema educativo colombiano”.
Solidaridad y acompañamiento
No le basta solo con cuidar a sus nietos, que de por sí es un trabajo arduo para cualquier mujer. Tania también hace parte de grupos de mujeres, entre ellos en la Fundación El Buen Pastor, ubicada en San Javier. “Han sido procesos muy bonitos porque te das cuenta que no estás sola en estas situaciones y que hay mujeres que han pasado por lo mismo o cosas peores. Entonces son espacios solidarios que nos dan inclusión y acompañamiento”.
Educadora, abuela y apoyo
/ FOTOS: ISABELLA DUQUE Y DANIEL FAJARDO.
Con su elegante apellido italiano, ella asegura que Colombia tiene una gran fortaleza en el tema migratorio, una cualidad que le ha permitido sentirse como en casa. “La cantidad de organizaciones y trabajo que se hace a diario se ve reflejado en nosotros, las personas migrantes que vivimos acá. Podemos decir que tenemos derecho a la salud, a la educación, al ocio y a tener una vivienda digna”.
Y uno de los mensajes más importantes que nos deja Tania y que se queda en el corazón de todos: “La humanidad se creó por la migración, así que esta figura debemos rescatarla. No somos invasores”.
Así es como Tania Bernieri continúa su vida en Medellín, en busca de oportunidades que le permitan demostrar esa vocación que tiene para fomentar la educación. ¡Buena esa, Tania!
Esta historia es posible gracias al apoyo de la Fundación El Buen Pastor y el proyecto Integra de USAID. Contó con la participación de los estudiantes de Comunicación y Lenguajes Audiovisuales del 2.° semestre del curso Fotografía II de la Universidad de Medellín.