Organizaciones públicas, de base comunitaria y de cooperación se reunieron para crear diálogos frente al cuidado de las mujeres migrantes y refugiadas que se dedican al cuidado.
Medellín fue escenario del foro ‘Medellín para todas: las mujeres refugiadas y migrantes en el centro del cuidado’, un espacio para visibilizar los retos y avances en la agenda pública del cuidado y su relación con la feminización de la migración.
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El evento fue organizado por la Alcaldía de Medellín, el Proyecto Integra de Usaid, Acnur y el Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos (Gifmm).
Desde la Alcaldía de Medellín se mostró que las mujeres migrantes enfrentan mayores vulnerabilidades en el territorio, ya que a menudo las emplean en labores de cuidado, trabajan en condiciones difíciles y con bajos salarios.
Clara Vélez, subsecretaria de Grupos Poblacionales en la Secretaría de Inclusión Social y Familia, explica que en Medellín el 10 % de la población es migrante, un porcentaje que destaca la importancia de promover estrategias efectivas que garanticen el acceso a derechos y oportunidades.
“Las labores de cuidado que desempeñan las mujeres migrantes son mal pagadas, sin las condiciones necesarias, que tienen que dejar a sus familias a un lado para ir a cuidar, con unos horarios muy difíciles y con unas condiciones que no son las adecuadas”, dijo.
El foro también abordó el papel fundamental de los sistemas distritales y departamentales del cuidado para prevenir las violencias hacia las mujeres. Valentina Ossa, asistente de protección de base comunitaria del Acnur, explicó que al Antioquia ser el segundo departamento con mayor población refugiada migrante en el país, se debe hablar de este tipo de temas ya que involucra a todas las personas que hacen parte de la sociedad.
“Es clave seguirnos uniendo la institucionalidad pero también las organizaciones de sociedad civil, a las humanitarias y no gubernamentales en torno a estas discusiones que no solamente nos generan reflexión, sino también acción a través de los instrumentos de política pública y desde la cooperación, para hacer que estas estos sistemas sean sostenibles en el tiempo y que creen cambios en la cultura y estructura de la sociedad”.
Desde el Care, una organización internacional no gubernamental que trabaja con poblaciones históricamente excluidas, se explicó que la migración en cuanto a trabajo de cuidados tiene implicaciones que son poco reconocidas, como el acceso a los derechos laborales. Y aunque se dice que el cuidado es amor y apoyo, también se debe reconocer como trabajo porque implica esfuerzo físico, mental, tiempo y desgaste.
Para Valeria Molina, secretaria de la Mujer de Medellín, uno de los objetivos que tienen desde la administración pública es la de lograr que todas las mujeres migrantes puedan participar dentro del sistema distrital para que incidan en sus territorios, juntas de acción comunal y organizaciones sociales para que den a conocer sus necesidades.
“Como Secretaría de las Mujeres sabemos y entendemos que la mayoría de las mujeres migrantes que vienen son jóvenes entre 18 y 26 años. Mientras que Medellín se está envejeciendo, ellas pueden ser una gran oportunidad para nosotros como ciudad poder vincularlos en los diferentes escenarios de trabajo formal, para que nos ayuden también a movilizar la economía”, explicó.
Este evento crea espacios para la articulación entre la institucionalidad, organizaciones humanitarias, sociedad civil y cooperación internacional, destacando que solo desde la colaboración se podrán crear sistemas de cuidado integrales y sostenibles.
Además con esto se busca que Medellín continúe comprometiéndose con ser una ciudad que integre a las mujeres refugiadas y migrantes, para así cuidar a quienes cuidan.
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