En los últimos días ha resurgido el misterio del submarino apodado RAN. Según informes, este habría detectado nuevas estructuras inusuales bajo los glaciares del océano.
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Tras estos hallazgos, desapareció sin dejar rastro, y hasta hoy continúa su búsqueda sin que exista una explicación clara de lo sucedido.
Lo curioso y aún más enigmático es que la desaparición ocurrió en una zona donde el GPS no funciona y la comunicación en tiempo real es inviable.
La desaparición de RAN ocurrió a principios de 2024, cuando no regresó al punto de encuentro establecido y dejó de emitir señales, desvaneciéndose en un entorno donde la comunicación en tiempo real y el GPS son imposibles.
Más de un año después, el caso sigue siendo un verdadero enigma. Existen múltiples hipótesis, aunque ninguna confirmada: desde un posible encallamiento o fallo mecánico hasta la posibilidad de un encuentro con alguna forma de vida marina. Ninguna teoría podrá verificarse hasta que se localice el vehículo.
Sobre la situación, la profesora Wåhlin comentó: “Aunque obtuvimos datos valiosos, no pudimos conseguir todo lo que esperábamos. Los avances fueron posibles gracias al sumergible único que era RAN”.
Y añadió: “La investigación es fundamental para entender el futuro de la capa de hielo de la Antártida, y esperamos poder reemplazar a RAN para continuar este importante trabajo”.
Los impresionantes hallazgos
El submarino habría desafiado los límites de la ciencia, permitiendo un acceso directo a una región que hasta ahora solo se había estudiado mediante datos satelitales y núcleos de hielo.
Esto brindó a los científicos una visión inédita y material de esta geografía oculta. El sumergible fue desplegado desde 2022 por la International Thwaites Glacier Collaboration (ITGC), bajo la dirección de la profesora de física oceanográfica de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), Ana Wåhlin (foto), quien lidera el proyecto.
RAN completó un total de 14 misiones y fue diseñado específicamente para explorar la cavidad oculta entre el lecho marino y la masa de hielo flotante.
Estaba equipado con un sonar multihaz (se utiliza para detectar objetos en el fondo marino) de alta resolución, cartografió más de 130 kilómetros cuadrados de la base de la plataforma y recorrió 16 km bajo el hielo.
Entre sus hallazgos más importantes se incluyen formaciones con figura de lágrima, mesetas y patrones de erosión complejos, que no encajaban con los modelos existentes sobre fusión glaciar.
“El mapeo nos ha proporcionado muchos datos nuevos que necesitábamos observar más de cerca. Está claro que muchas suposiciones anteriores sobre el derretimiento de la parte inferior de los glaciares se quedan cortas”, explicó Wåhlin.
Redacción Q’Hubo Bogotá - Ginna Yulieth Soto Gordillo
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