Conozca cómo a través de la gastronomía, la salud, el maquillaje y más, estas mujeres crean su camino en la capital antioqueña.
Medellín es una de las ciudades más apetecidas y queridas no solo por quienes la habitan, sino también por las personas que encuentran en el territorio una forma de salir adelante.
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Este es el caso de seis mujeres venezolanas que, junto con la guía de la Fundación El Buen Pastor, crearon sus emprendimientos y capacitarse para fortalecer sus negocios.
Para esta mujer nacida en Táchira, Venezuela, las recetas son las protagonistas de su empresa ‘ Eventos y Festejos Julieta’. Para ella uno de sus objetivos es sentirse incluida y aportarte al sociedad.
“Estoy muy contenta con la vida que estoy llevando, con las sonrisas que todos los días me sacan estas personas... soy feliz”.
El cuidado personal, el uso de productos naturales y sostenibles, son las tres razones con las que Juliannys creó ‘Amarantos Cosmética Consciente’ con la que ella cuenta su historia y conecta con las demás mujeres que buscan el empoderamiento femenino.
“Mi marca no solo busca ofrecer productos sostenibles, también quiere ser un motor de cambio”, afirma Juliannys.
Aunque llegó a la capital de Antioquia como turista, la vida se encargó de mostrarle que aquí Nicol Gabriela encontraría su verdadera vocación. La caraqueña descubrió que tenía un don para la cocina y así nació ‘Pedacito Latino’, con la cual atiende eventos empresariales.
“Lo que me costó para empezar fue convencerme o terminar de creer que yo tenía un talento. Si eres bueno en algo, por más que muchos más lo hagan, cree que tú también lo puedes hacer y mejor”, dice Nicol.
Tania es una mujer que destaca por su entrega y dedicación. Ama la docencia y psicopedagogía, y en Medellín encontró un lugar que la hace sentir como si estuviera en Turmero, su ciudad natal.
“Los conocimientos que hay aquí y que uno trae desde Venezuela pueden crear un equipo increíble para el desarrollo de la educación”.
Además de enseñar, Tania participa en varios grupos de mujeres que hablan de sus experiencias y se apoyan en los momentos más duros.
Esta mujer encontró que sus manos eran la mejor forma de conectar con los demás, escucharlos y ayudarlos. La escucha activa le ayuda a sus pacientes a liberar tensiones emocionales, por eso decidió que sus conocimientos ancestrales y la reflexología serían su camino a recorrer.
Entre sus planes, Yainibis quiere impactar de forma positiva a la comunidad y dejar un legado que trascienda fronteras.
Rosányelis aprendió a hacer flores en tela gracias a un video en YouTube. En ese momento no sabía que ese sería su emprendimiento, pero encontró que esta manualidad le daba tranquilidad.
“En algún momento de mi vida sufrí de depresión, pero logré callar esos pensamientos y demostrarme que sí puedo y que soy una mujer capaz”, asegura.
Ahora, esta mujer se capacita constantemente para convertirse en una gran empresaria en Medellín.
Esta historia es posible gracias a la Fundación El Buen Pastor y contó con la participación de los estudiantes de Comunicación y Lenguajes Audiovisuales del 2.° semestre del curso Fotografía II de la Universidad de Medellín.
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