Miguel Andrés Quintero Calle ríe a carcajadas, como lo haría cualquier malo de película de gánsgters, mientras muestra su mano izquierda en primer plano con un lujoso reloj Rólex, cuyo precio en plataformas digitales ofrecido en dólares, pero traducido a moneda colombiana, oscila entre los 70 y casi 200 millones de pesos, dependiendo de los detalles.
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La imagen fue rastreada en una búsqueda en teléfonos celulares de personas allegadas a él. Y sería apenas una muestra del poder económico que acumuló durante la Alcaldía de su hermano, el exalcalde Daniel Quintero.
Pero el Rólex no es todo. En otra foto, también en poder de los investigadores, Miguel Quintero alardea con un Ferrari rojo parqueado bajo techo en un ambiente que denota la intimidad de una casa. En un chat, que escribió el 1.° de marzo de 2020, primero mandó la foto del Ferrari y después escribió: “Positivo el día de hoy. Grandes ligas”. Haciendo referencia tal vez al auto de alta gama. Incluso también hay un video en el que aparece Miguel conduciéndolo.
Este vehículo, que para obtenerlo cualquier colombiano tendría que trabajar varias vidas, puede valer más de 1500 millones de pesos. La pregunta obvia es: ¿Cómo un joven que vivía en el Tricentenario, que tuvo que salir adelante prácticamente solo con sus hermanos, y cuyos únicos trabajos conocidos son el de haber sido concejal entre 2012 y 2015 y secretario por un tiempo del alcalde Luis Pérez, puede tener Rólex y Ferrari?
Pero hay más. En una búsqueda en bases de datos públicas, EL COLOMBIANO encontró otros dos vehículos a nombre de él, que bien los quisiera cualquiera de sus antiguos vecinos del Tricentenario: una camioneta Mazda doble cabina modelo 2018, color aluminio metálico, y un campero Toyota Prado blanco perlado modelo 2020. Ambos vehículos sumaban alrededor de $ 350 millones a los activos del hermano del alcalde.
Así mismo, a su nombre figura una casafinca en la parcelación Santana I, ubicada entre Girardota y Copacabana. Esta propiedad de 2503 metros cuadrados él la adquirió en agosto de 2018 por $ 100 millones, pero lo que realmente la hace valiosa fue la vivienda amplia y moderna que él construyó en su interior mucho después, al punto que hoy día puede costar más de $ 4000 millones, en criterio de una fuente conocedora del negocio de propiedad raíz consultada por este medio de comunicación.
Igualmente, los registros de Notariado y Registro indican que posee un apartamento de casi 82 metros cuadrados más un parqueadero en el sector de Castropol (El Poblado) con un valor comercial que se acercaría a los $ 600 millones y un lote rural en la parcelación 7 Cueros, de la vereda La Porquera de San Vicente Ferrer que podría valer unos $ 250 millones.
En la actualidad, Leidy Johanna Saldarriaga, la esposa de Quintero, se encuentra promocionando para alquiler, por la plataforma Airbnb, una especie de mansión que tiene parecido con la que compró su cuñado Daniel en El Poblado, y un apartamento en ese mismo sitio de la ciudad.
La pregunta de inmediato es cómo alguien como Miguel Quintero, que nació en una cuna humilde y creció en un sector de estrato 3 -en campaña su hermano Daniel cacareaba que habían crecido en el barrio Tricentenario- le cambió tanto la vida y más a sabiendas de que sus únicos empleos conocidos han sido como concejal, funcionario de la Gobernación de Antioquia y emprendedor en proyectos que no facturan millonadas.
En el mercado laboral formal, el único empleo que registra lo desempeñó entre 2010 y 2014, cuando fue gerente de Intrasoft -la firma creada por su hermano Daniel a la par que ejercía como concejal de Medellín (periodo 2012-2015). En ese tiempo, además llegó a ser señalado de utilizar la plata destinada para el pago de su unidad de apoyo en gastos de funcionamiento y hasta nómina de la firma familiar dedicada al desarrollo de software. En esa misma época fue que adquirió el apartamento de Castropol.
Entre 2016 y 2018 trabajó en Planeación Departamental de Antioquia, siendo la administración de Luis Pérez. De ahí pasó a ser la sombra de su hermano Daniel y aparentemente a probar los privilegios de ser un poder detrás del poder, pues aunque nunca ocupó cargos públicos en ese periodo (es abogado especialista en contratación estatal) varios funcionarios le han dicho a este medio de comunicación que lo veían por las inmediaciones de La Alpujarra.
Otras influencias
Presuntamente tenía incidencia sobre temas diversos por esa relación tan cercana que tenía con la persona que mandaba los destinos de la ciudad, pero además de manera concreta, según los testigos, determinaba el devenir en tres entidades: el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA), el Instituto de Recreación y Deportes (Inder) y Metroparques. Estas tres es donde más han avanzado los procesos penales por presunto direccionamiento amañado del presupuesto.
El modus operandi comenzaba, según han dicho testigos, con la modificación de los estatutos para que las entidades permitieran una contratación directa y por montos mayores a los que antes estaban establecidos, sin necesidad de la aprobación de la junta.
El otro instrumento habrían sido los contratos interadministrativos, de manera que una dependencia pública contrataba con otra del mismo Distrito alguna acción u obra y esta a su vez podría contratar con un privado, bien a través de una licitación presuntamente direccionada o de forma directa con quien señalara el dueño de la ‘franquicia’.
Justamente las fotos del Rólex y el Ferrari fueron aportadas por testigos que están colaborando con la Fiscalía dentro de las 25 investigaciones que hay abiertas en ese organismo acerca de los presuntos entramados corruptos que existieron en el periodo del exalcalde Quintero, tanto en la parte central de la administración distrital, como en dependencias satélites.
De acuerdo con los testigos, el Rólex le habría sido entregado a Miguel como pago por un contrato y el Ferrari, que no está a su nombre, sería otra ganancia dentro de otra transacción similar finiquitada en Cartagena. No pasa inadvertido que debajo del chat en poder de la Fiscalía, donde se mostraba con el ostentoso vehículo, luego hubiera puesto otro mensaje diciendo: “Positivo el día de hoy”. “Grandes ligas”.
Las investigaciones
Vale aclarar que el hermano del exalcalde aún no figura como imputado ni acusado por la Fiscalía en ninguna de las indagaciones sobre la presunta corruptela que dominó la ciudad en el periodo 2020-2024, no obstante, ha sido mencionado desde mucho tiempo atrás como el presunto gestionador de “mordidas”. Hay casos concretos como el del negocio que pensaban hacer con el llamado Lote de Carabineros. En esa ocasión, un testigo con el que habló EL COLOMBIANO contó que después de alguna reunión en la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU) lo citaron en agosto de 2021 en un apartamento del edificio Salamanca, en El Poblado, y que allí el propio Miguel Quintero le ofreció darle el negocio sobre el terreno inmenso, ubicado al lado de la escuela de Policía Carlos Holguín y que es apetecido por urbanizadores para proyectos de vivienda.
La oferta de Miguel, según el testimonio, era que el predio estaba en papeles en 10.000 a 12.000 millones de pesos pero su valor real eran 45.000 millones, de manera que los 33.000 millones restantes se los debía dar a los presentes “por debajo”.
Sin avances
En ese relato figura además que en el sitio mencionado estaba Sebastián Ortega, el hijo del exsenador William Ortega, investigado por parapolítica y que en el inmueble que estaba deshabitado y vacío, se daban encuentros frecuentemente del mismo tipo.
Finalmente, el empresario no accedió justamente por advertir la turbiedad de la propuesta y en cambio se mostró listo a dar su versión a la Fiscalía, donde se generó la noticia criminal, pero la investigación, extrañamente, ha estado congelada y sin ningún avance durante tres años. ¿Será que ahora sí se mueve?
Tomado de El Colombiano.
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