En medio de la devastación provocada por el huracán Otis en Acapulco, una historia de valentía y compasión emerge, protagonizada por Arizbeth Ambrosio, una oficial de policía que está en la zona apoyando a las víctimas del desastre.
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El huracán Otis, que se intensificó rápidamente de una tormenta tropical a un monstruoso huracán de categoría 5 en menos de 24 horas, tocó tierra en Acapulco con vientos máximos sostenidos de 215 km/h y ráfagas de hasta 260 km/h. La destrucción causada por esta tormenta ha sido abrumadora, dejando al puerto incomunicado, con vías bloqueadas, cortes de energía y comunicaciones, y múltiples derrumbes carreteros en la región.
Mientras Arizbeth y su equipo se encontraban realizando labores de rescate en la afectada zona, escucharon un llanto de bebé a lo lejos. Después de auxiliar a algunas personas, ella decidió seguir el sonido del llanto. Fue entonces cuando descubrió a una mujer llamada Elvira, quien resultó ser la madre del bebé que lloraba desconsoladamente. Elvira le explicó a Ambrosio que el pequeño no había comido en aproximadamente 48 horas y tenía un hambre incontrolable.
Ante esto, la oficial, madre de un pequeño de un año al cual sigue amamantando, no dudó en brindar su ayuda, se quitó su equipo de seguridad y amamantó al bebé. El niño, que estaba evidentemente hambriento, aceptó el pecho de la mujer con gratitud y ansia.