Una encomienda sospechosa que llegó al municipio de Anorí, nordeste antioqueño, fue inspeccionada por las autoridades, quienes descubrieron explosivos en el interior de una caneca de leche.
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Dentro del recipiente hallaron cables y un radio encendido, lo que activó de inmediato los protocolos de seguridad. El artefacto fue trasladado a una zona apartada, donde fue destruido de manera controlada por técnicos antiexplosivos.
Ofrecen recompensa
Según lo explicó Andrés Julián Rendón, gobernador de Antioquia, los explosivos estarían dirigidos para atentar contra la Fuerza Pública del municipio, un territorio que actualmente enfrenta graves problemas de seguridad.
“Ofrecemos hasta 100 millones de pesos de recompensa a quien nos entregue información que nos permita encontrar a los terroristas que armaron y transportaron este explosivo. Nuestro reconocimiento al personal antiexplosivos de la Policía que evitó una tragedia y arriesgó su vida por salvar la de cientos más”, dijo el mandatario antioqueño a través de su cuenta de X.