Los rojos adelantaron líneas, jugaron en campo rival y presionaron fuerte la salida del Tiburón. Esa apuesta dio frutos pasados los 25 minutos, cuando Brayan León Muñiz soltó un remate desde fuera del área que se abrió camino hasta el palo más lejano. Golazo y 1-0 para Medallo, que empezaba a creer.
La noche pudo ponerse difícil al minuto 38, pero el penal cobrado por Herrera se topó con la mano salvadora de Éder Chaux, que adivinó el tiro y mantuvo con vida al Rojo.
El local siguió insistiendo y la recompensa llegó justo antes del descanso, en un tiro de esquina cargado de rebotes y desconcierto. José Ortiz apareció en el lugar y momento exacto para empujar la pelota y estirar la ventaja al 45’+9’. Medellín se iba al camerino con un 2-0 que le daba aire y le permitía imaginar una noche tranquila...aunque no lo sería.
Apenas arrancó el segundo tiempo, Junior encontró el descuento con una jugada brillante de Brayan Castrillón, que encaró, enganchó y definió al palo izquierdo de Chaux. Era el 2-1 y quedaba tiempo para sufrir.
El Equipo del Pueblo mantuvo la pelota y el control, mostrando más energía y decisión que en fechas anteriores. Ganó duelos, recuperó en zona alta y administró el ritmo pese al empuje de los barranquilleros.
Al final, el 2-1 dejó al Poderoso con un premio de consuelo enorme para su hinchada, jugadores y directivos: la clasificación a la Copa Libertadores por reclasificación. Muchos se quedaron con la sensación de que este nivel pudo aparecer antes, pero al menos el año se cierra con un objetivo grande cumplido. El DIM, con sufrimiento pero con constancia, se ganó el derecho de jugar en el torneo más importante del continente.
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