Deporte, espiritualidad y comunidad: Dámaso Palacios tiene clara su misión en Enciso

El hombre aseguró que conocer el oriente de Medellín se convirtió en su más grande experiencia.

05 de noviembre de 2024
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Dámaso Palacios, pastor y líder comunitario en Medellín, ha dedicado los últimos años a un propósito que une el deporte, la fe y el compromiso social. Este venezolano llegó a la capital antioqueña hace 11 años y decidió que su vocación estaba en Enciso, al oriente de la ciudad.

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Este proyecto se convirtió en un refugio para todos: familias, jóvenes y adultos encontraron un espacio seguro. Su misión va más allá de enseñar un deporte como el sóftbol, también busca brindar una guía espiritual y emocional en medio de los desafíos de la vida.

Además de ser un apasionado del sóftbol, Dámaso es pastor de una iglesia en el barrio Enciso y defensor de derechos humanos. Para él, el deporte es una vía que le permite no solo acercarse a los jóvenes, sino también ofrecerles apoyo emocional y espiritual.

En cada práctica, además de enseñarles a batear y atrapar pelotas, Dámaso conversa con ellos sobre valores y fe, los alienta a reflexionar sobre sus vidas y sus familias. Su enfoque es integral: el deporte, la palabra de Dios y el acompañamiento emocional se combinan para ofrecerles una salida a los problemas de violencia, adicciones y falta de oportunidades.

Llegó a sitios difíciles, algunos con fronteras invisibles y situaciones de inseguridad, Dámaso sintió que debía quedarse y ayudar a esta comunidad. En medio de la pandemia continuó su labor con firmeza, reuniendo a decenas de personas en su iglesia, donde encontraron consuelo y esperanza.

Un camino inesperado hacia Medellín

Dámaso llegó a Colombia desde Venezuela para realizar unos trámites, ya que su mamá es colombiana. Después de pasar un tiempo en Cartagena y en Bogotá, llegó a Medellín casi por casualidad, aunque él cree que fue parte de un plan divino. Su conexión con la ciudad fue inmediata y, pese a los desafíos económicos y personales que enfrentó al principio, decidió quedarse.

Desde trabajar como vigilante de un parqueadero en Envigado hasta convertirse en capellán y líder comunitario, su recorrido por la ciudad ha sido de constante superación y adaptación.

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Dámaso sueña con establecer una fundación en Enciso que no solo ofrezca entrenamientos de sóftbol, sino que también pueda brindar alimentación, educación y apoyo emocional a los jóvenes. Su visión es construir un espacio integral donde los jóvenes reciban las herramientas necesarias para desarrollarse plenamente, desde la práctica deportiva hasta el acompañamiento en sus hogares.

Para Dámaso, conocer este barrio fue una gran experiencia, ya que en la actualidad apoya a unos 150 niños y adolescentes que a través de su trabajo social encontraron una nueva calidad de vida.

Para Dámaso, estos jóvenes son el futuro de la sociedad y cada práctica es una oportunidad para ayudarles a ver sus vidas desde una nueva perspectiva. Su misión en Enciso es clara: seguir guiando a estos jóvenes en el deporte y en la vida, ayudándoles a convertirse en personas de bien y a encontrar, a través de la fe, un propósito y una razón para seguir adelante.