A punta de una guacharaca y unos cuantos cd’s que grabó tiempo atrás y ahora comercializa, intenta ganarse la vida Plutarco Urrutia Peña, quien hace 83 años nació en Montelíbano, municipio del sur del departamento de Córdoba.
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Cuando cumplió la mayoría de edad salió de su tierra con la intención de buscar un futuro mejor.
Hace alrededor de 50 años aprendió a tocar la guacharaca y tiempo después se dejó seducir por el acordeón, que era clave para conseguir unos pesitos, pero los amigos de los ajeno se apoderaron de él.
“Hace como dos meses me lo robaron, ya me había pasado tiempo atrás. Pensé que donde yo estaba durmiendo me lo iban recuperar, pero no fue así”, comentó.
Aseguró que en Acinpro (Asociación Colombiana de Intérpretes) le dijeron que le iban a regalar uno y espera que así sea, pues este instrumento además de que le ayuda a subsistir, lo llena de vida.
Se la rebusca “a lo bien”
Manifestó que esta entidad le ayuda con la dormida y la alimentación, pero él tiene que luchársela para conseguir para otras necesidades.
“La gente me da unas cuantas monedas, con eso desayuné ahora un vaso de mazamorra. Si uno no tiene dinero, tiene que defenderse con lo que sabe, pero a lo bien”, indicó.
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Él se la rebusca por Barrio Triste, Palace, Junín, Maracaibo y Guayaquil, donde algunos poco valoran su esfuerzo. Sin embargo, destaca, también se ha presentado en reconocidos lugares de Medellín: “He estado en sitios como el Hotel Intercontinental y el Nutibara, y en Fundango, pero por temporadas, de resto me toca en las calles”.
Destaca, que además de darle vida a los instrumentos, también es compositor y cantante.
“Yo he grabado, mi música se escucha mucho en México y Centroamérica. En YouTube me pueden buscar con mi nombre”, expresó.
Añora el acordeón
Aunque no es desagradecido y valora las moneditas que le dan los transeúntes, reconoce que ahora le dan mucho menos que antes, pues con el acordeón la gente lo escuchaba más, les gustaba más lo que hacía y por ende se hacían sentir más, con aporte voluntario.
Con la guacharaca pasa más inadvertido, al punto que instantes antes de que Q’HUBO lo abordara para la entrevista, iba tener que cambiar de lugar, porque al frente de él se hizo otro artista con bafle a cantar y quizá sin mala intención, opacó el sonido de su instrumento.