Una muerte que dejó muchas preguntas
El israelí fallecido el martes terminó enredado en trama de espionaje
Aunque parecía la muerte de un extranjero más, a las que desafortunadamente nos estamos acostumbrando los paisas, el fallecimiento del ciudadano israelí Yariv Bokor en El Poblado el pasado martes resultó siendo una trama bastante enredada.
Antecedente: Hombre israelí fue encontrado muerto en su apartamento en El Poblado
Y es que, a los pocos detalles que se tienen sobre las circunstancias de su muerte y el misterio que tienen las autoridades alrededor del caso, se le suma una investigación periodística de la Revista Cambio que sacó a la luz varios pormenores de su vida que han dejado pensando a más de uno.
¿Qué le pasó a Yariv Bokor?
El extranjero fue hallado muerto en la noche del jueves 12 de septiembre, luego de que, tras 2 días sin saber nada de él, su pareja ingresó a su apartamento ubicado en una exclusiva unidad residencial de la calle 20B sur con carrera 38, en el barrio Diamante 2.
Según el reporte preliminar, el hombre de 49 años fue encontrado muerto en su baño. A su alrededor había un charco de sangre y varios vidrios rotos. Algunos vecinos reportaron gritos que venían de su apartamento el pasado martes.
Bokor llevaba casi una década viviendo en la ciudad y trabajaba como ingeniero de sistemas para una empresa canadiense.
¿Por qué volvió a ser noticia?
De acuerdo con la columna, escrita por el periodista Daniel Coronell, la muerte del israelí prendió las alarmas, luego de que se descubriera que trabajaba para Sandvine, una empresa que, al parecer ofrecía servicios tecnológicos para monitorear actividades y contenidos en internet para luego censurarlos.
Lo acusan de participar en acciones de vigilancia, control y acoso en contra de opositores, periodistas y activistas de derechos humanos en, por lo menos, 16 países, entre los que se encuentran Azerbaiyán, Argelia, Afganistán, Bielorrusia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Rusia, y Turquía.
El mismo gobierno de Estados Unidos añadió a Sandvine a una especie de ‘lista negra’ de entidades que permiten el abuso a los derechos humanos.
Otro detalle que no ha pasado desapercibido es que, de acuerdo con Cambio, Sandvine tendría un socio en común con la empresa israelí NSO, acusada de ser la que le vendió el programa Pegasus al gobierno de Iván Duque, y que, según denunció el presidente Petro, habría sido utilizada para espiar opositores.
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¿Y Bokorb qué pintaba ahí?
Aunque no se han encontrado pistas que relacionen al israelí con algún negocio fraudulento en el país, a los investigadores les llamó la atención que Bokor hubiera escogido Medellín como su lugar de residencia, pues, aunque era un ingeniero de un rango relativamente bajo, tenía una gran fortuna, traducida en tres apartamentos en El Poblado, y otros más en sectores exclusivos de Miami, Los Ángeles y Nueva York.