
Una mujer que se encontraba buscando a su hijo desaparecido desde la semana pasada, halló el cuerpo de una persona enterrada en zona verde del barrio Araucarias, del municipio de Bello.
El macabro hallazgo ocurrió el pasado miércoles en horas de la tarde. Detrás del barrio, en un lugar que antiguamente acostumbraban a sacar material de construcción, estaba el cuerpo de ese hombre envuelto en un plástico y tapado con la tierra.
La manera en que le produjeron la muerte quedó por establecer, al igual que su identidad, ya que el alto grado de descomposición que presentaba el cuerpo no permitió que los investigadores forenses del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía, ni siquiera determinaran un rango de edad. La persona que lo encontró tampoco pudo saber si era su pariente. Será Medicina Legal la entidad encargada de determinarlo.
A este caso se suma uno ocurrido el pasado 25 de marzo en zona boscosa del barrio Villas del Sol. A medio enterrar y en alto estado de descomposición, fue hallado otro cuerpo. El cadáver fue dejado al descubierto por las aves de rapiña que removieron la tierra, pues el occiso no se encontraba enterrado muy profundidad.
Dicha aglomeración de animales llamó la atención de un ciudadano, quien se acercó y observó a la víctima. Se trataba de un hombre que había sido ultimado con arma de fuego.
Al igual que el anterior, tampoco pudo ser identificado ni los forenses establecieron un rango de edad, debido al avanzado estado de descomposición en que se encontraba el cadáver.

Días antes, el 10 de marzo, había sido encontrado el cuerpo de otro hombre sepultado en una vivienda en construcción en el barrio Hato Nuevo. Lo asesinaron golpeándolo con una piedra en la cabeza. Tampoco pudo ser identificado al momento de la inspección judicial.

Para el subcomandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, coronel Omar Rodríguez, este tipo de acciones criminales están relacionadas con una táctica utilizada por bandas delincuenciales de Bello debido a la presión ejercida por la Policía, pues los cuadrantes en las zonas más críticas del municipio aumentaron. Esto ha generado que los delincuentes hayan cambiado su modus operandi y optado por matar y entorpecer las investigaciones lanzando las víctimas al río o enterrándolos.
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