Adam Derring, un empresario británico, contó en su Instagram la historia de cómo en 2002 dejó su trabajo para emprender su negocio propio. En esa época un banco le negó un préstamo porque “era bastante joven y sin experiencia comercial”.
Sin embargo, con los ahorros abrió una oficina sin escritorio ni silla, y sentado en el piso y con un teléfono fue materializando su sueño de tener su empresa de gestión de deuda.
Ahora, Adam vendió su compañía por 23 mil millones de pesos, pues tiene otras funcionando bien. Y como una lección de superación, el británico decidió comprar el banco que un día le negó prestarle $ 46 millones. Pagó por esta $ 2200 millones.
Por Juan Camilo González.