
Con dolor la Alcaldía distrital de Turbo, Antioquia, y la Diócesis de Apartadó comunicaron la muerte del padre Miguel Portillo Reyes, de 74 años, quien falleció el pasado lunes 27 de abril en Medellín, luego de batallar contra el coronavirus.
El padre, ordenado en el año 1983, trabajó en Turbo, Currulao y también fue párroco del municipio de San Pedro de Urabá.
Según Monseñor Hugo Alberto Torres, Obispo de Urabá, el padre Miguel, que ya estaba retirado, tenía problemas de azúcar, por lo que se desplazó a Medellín para iniciar con un tratamiento. En la capital antioqueña habría contraído el virus, al parecer por un familiar que trabaja en la plaza Minorista.
“Hace ya unos 8 días la familia lo vio que estaba respirando con dificultad y lo llevaron a la clínica y resultó positivo para Covid-19. En horas de la mañana del lunes el médico llamó a la familia y les dijo que estaba respirando bien, que parecía que se iba a recuperar, pero a las 2 horas le dio un ataque al corazón”, contó.
Alegre y cercano
Monseñor Torres dijo sobre el padre que era un hombre muy reconocido por su espíritu alegre, que siempre estaba ayudando a la gente.
Por su parte, la Diócesis de Apartadó indicó que el padre Francisco “fue un regalo del Señor para nuestra Iglesia Diocesana, agradecemos a Dios por todos sus años de servicio y el amor por la comunidad”.

La Alcaldía distrital de Turbo expidió una resolución lamentando su muerte y reconociendo su legado.
El padre es el segundo sacerdote que muere en el país afectado por el coronavirus. El lunes también se conoció la muerte del sacerdote Juan Gerardo Triviño, en Tumaco, Nariño.