¡Juguemos! Para compartir y pensar menos en lo malo

Aburrirse en casa no puede ser una opción cotidiana y sí se puede ver como una oportunidad de integrarse en familia, de hacer planes y […]

Aburrirse en casa no puede ser una opción cotidiana y sí se puede ver como una oportunidad de integrarse en familia, de hacer planes y compartir espacios que generalmente no son fáciles con las rutinas laborales.

Además de ver series y películas, de cocinar, hacer oficio y hasta ejercicio, también hay alternativas para divertirse y desconectarse un poco del celular.

¿Qué tal recuperar esos juegos de mesa tradicionales y que ponen a todos los de la casa a entretenerse?

Esta es una alternativa saludable desde cualquier punto de vista, y así lo explica la médica psiquiatra Lina María Agudelo, directora del Centro de Investigaciones del Hospital Mental de Antioquia.

“Los juegos de mesa, que no incluyen actividad física, son un logro de la inteligencia humana. Mantener la atención puesta en otro tipo de pensamientos que no sea el miedo al contagio, ya es ganador. Segundo, nunca se tiene tiempo de estar en familia. Antes había una costumbre muy sana de comer juntos en el comedor, se daba gracias por los alimentos, pero ahora eso ya no es posible: cada uno llega por su comida, la calienta en el microondas y coge para el televisor o para su cuarto. Entonces, a través del juego se obtiene desviación de la atención de lo que los tiene preocupados, recreación — porque es competitivo — y tercero, se comparten momentos de alegría. Es una actividad lúdica absolutamente recomendable, pero no solo para este tiempo de cuarentena, sino en tiempos de vida ordinaria”, enfatiza. Entonces, no se diga más, aquí van algunas ideas para que grandes y chicos se diviertan más allá de la tecnología y más acá de sus familias.

Parqués

Muchas familias tradicionales tienen un tablero de este juego en sus casas. Aunque es mayormente preferido por las personas adultas, qué mejor momento para invitar a los abuelos e involucrar a los menores en esta tradición de antaño. En lugar de plata, en juego pueden estar dulces o penitencias, ahí es donde entra la creatividad.

Cucaracha

Este juego puede no ser tan conocido, pero sí bastante divertido. Lo único que necesita es una hoja donde quepa el dibujo que va a hacer cada integrante de la familia y 6 dados. A cada turno el objetivo es sacar el mayor número de unos y a cada parte de la cucaracha se le da un valor (3 para el cuerpo, 2 para la cabeza y cada antena y de a uno para los ojos y las patas). Puede jugarse también en equipos. Quien complete primero el dibujo de la cucaracha es el ganador.

Dominó

Con este juego de mesa se le pueden ocurrir muchas cosas. Por ejemplo, además de las partidas tradicionales, pueden divertirse haciendo el castillo más alto o la construcción más creativa. Incluso, cosas simples como: quien tenga el mayor número de puntos, el menor, más 6 o más blancas. Eche cabeza y permita que los demás familiares también den sus ideas.

Charada

Y para exponer nuestros dotes de actuación está la charada. Este juego también tiene una aplicación, pero para hacerlo más casero, se puede hacer por equipos y con categorías como programas de televisión, canciones, alimentos o animales. Una persona, sin hablar, actúa lo que le corresponde y el equipo debe adivinar de qué se trata. Fácil, defina usted mismo los puntos y ríase por un rato con las barbaridades que cada quien puede interpretar.

Stop

¿Qué más divertido y fácil que el clásico ¡stop!? Solo necesita hojas, lapiceros y toda la disposición del mundo. Además de las categorías típicas (nombre, apellido, ciudad, animal, color, cosa, total), puede ingeniarse otras que incluyan algo de actualidad (capitales, países, etc.) o gustos de los chicos (series, cantantes, canciones).