Un pulmón para Medellín
La ruralidad aún prima en San Antonio de Prado, la comuna 80.
Con 160.000 habitantes, San Antonio de Prado es el corregimiento más grande de Colombia. Las personas están viendo en este sector una oportunidad para vivir entre la ruralidad y la urbe, una cualidad que obliga al corregimiento a plantearse de una manera diferente.
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Un reto gigante
Uno de sus residentes se llama Santiago Castañeda, un líder social y creador de la fundación Crew School, iniciativa que ayuda a niños y jóvenes en las regiones más vulnerables del país. “Gracias al crecimiento que ha tenido San Antonio de Prado en los últimos años tenemos nuevos retos para trabajar, uno de ellos es mejorar la movilidad y la conexión con el corregimiento”, comenta Santiago.
Se ve el incremento de la población y la construcción de edificios y urbanizaciones, hecho que también aumenta la vida comercial en la zona. “San Antonio de Prado se convirtió en un lugar donde hay calidad de vida y en el que puedes encontrar de todo a la mano. Es un buen vividero por sus posibilidades y por la tranquilidad de la gente”, agrega el líder.
Con la UVA El Paraíso, parque biblioteca, charcos y trucheras, el corregimiento es todo un plan
para familias y amigos.
Por la educación
Gracias a su vocación, Santiago trabaja por la educación de San Antonio de Prado, un aporte que él considera vital para el desarrollo del corregimiento. “He tenido la oportunidad de hacer voluntariados en diferentes instituciones educativas, en donde me doy cuenta que el sector tiene un gran futuro con respecto a la educación”.
Coincide con Santiago Beatriz Elena Jordán, habitante del corregimiento y empleada en el sector público. “Me gusta que la gente de los barrios sea escuchada con sus necesidades y así mejorar las condiciones de esta región. Toda la vida he trabajado para ese fin”.
Ya en el parque principal, al aire libre y apreciando la iglesia, que más que iglesia parece un castillo medieval, nos damos cuenta de la agitada vida del corregimiento y del sentido de pertenencia que profesan sus habitantes. “Lo ideal es que el territorio conserve su ruralidad, la magia del campo y la agricultura. También somos un pulmón verde para Medellín”, finaliza Santiago.