En el Centro Vida Gerontológico San Javier se está cayendo el techo
Los adultos mayores que visitan el lugar piden que le metan mano para poder disfrutar de este espacio como antes.
Los adultos que asisten al Centro Vida Gerontológico San Javier no la pasan bien por estos días. Quienes visitan este lugar se mantienen muertos del miedo y no disfrutan ni los alimentos que allí les dan, ni tampoco las actividades, porque tienen el temor de que el techo se les va a caer encima.
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Algunos de los beneficiarios de este espacio denunciaron en entrevista con Q’HUBO que desde el año pasado el lugar se viene deteriorando, especialmente en sus techos y como no le meten la mano, el panorama va de mal en peor.
El daño es evidente en el espacio en el que ellos consumen alimentos, lo que genera un peligro constante. Por si lo anterior fuera poco la cocina del lugar está tan llevada que las personas encargadas de elaborar y servir los alimentos ya ni siquiera pueden realizar su labor con tranquilidad.
“El draibol (drywall) con el que hicieron el techo se está cayendo desde el año pasado en el salón y en la cocina sí que está peor. Cuando llegamos por las mañanas muchas veces encontramos los pedazos en el piso y todo mojado”, manifestó Luz Estela Vargas, líder del sector, quien se beneficia de este espacio.
Afecta su alimentación
Vargas argumentó que además del inminente peligro de que se caiga otra parte de la estructura y las lastime, también lamentan que “la alimentación se está afectando porque las personas encargadas de los alimentos no pueden entrar a la cocina entonces deben traerlos hechos de otra parte en cajas, y entonces a veces llegan tibios y otras fríos, por lo que nos toca consumirlos así”.
Incluso aseguró que han tenido que recurrir a “tomar yogurt o leche con un pan, porque ya no hay posibilidad de un café o chocolate caliente”. Y es que la cocina y otros espacios tuvieron que ser aislados o acordonados, lo que limita el aprovechamiento del lugar, ubicado contiguo a la cancha Nuevos Conquistadores (calle 38BF # 113B-050), que en contraste recientemente recibió una mano y quedó como un lulito.
Por su parte, Luz Estela Aristizábal Arredondo, otra vecina del sector, indicó que ahora prefieren hacer las actividades en el exterior, para evitar que suceda una tragedia
Ante esta situación le preguntamos a la Secretaría de Inclusión, en donde quedaron de entregar este miércoles un respuesta al respecto.
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